Según un estudio reciente realizado en Estados Unidos, los usuarios de redes sociales suelen pasar de media más de tres horas al día revisando sus perfiles, compartiendo estados… Es cierto que, visto así, este dato puede ser exagerado. Pero piensa en los ratos que pasas, cada hora, echando un vistazo a tus redes. No estamos hablando de entrar tres horas seguidas, sino de ir picando cada cierto tiempo, cuando estamos esperando en la cola del supermercado, cuando estamos aburridos en casa… Evidentemente, cada usuario tiene sus propios horarios, y tampoco es lo mismo estudiar a un adolescente de quince años que a una mujer madura de 50. El uso que cada cual le da a las redes sociales es muy diferente, pero de lo que no tenemos dudas es de que se han convertido en una parte importante en nuestras vidas. Y no solo a la hora de entretenernos, sino también de crear cultura y referencias para la propia sociedad.

Hoy por hoy las influencers son veneradas por las nuevas generaciones, convertidas en auténticas estrellas por las marcas. Vidas de ensueño mostradas en sus publicaciones de Instagram, con la imperiosa necesidad de seguir consiguiendo likes y seguidores. Chicas, y también chicos, que se exponen por completo a diario porque no venden un servicio o un producto: ellos mismos son la marca. Su propia experiencia vital es el reclamo para funcionar como anuncios andantes, para conseguir marcar tendencia entre las nuevas generaciones. De la nada a ser imagen de las firmas más importantes del mundo. Las nuevas influencers también han sabido aprovechar esa fama para ganar dinero canalizando su sensualidad y su erotismo, en plataformas como Onlyfans. Son muchas las chicas anónimas que han dado el salto a esta red social erótica, convirtiéndose en virales por ganar mucho dinero con ese contenido explícito. Y no son pocas las que también han dado el salto desde las redes a la pornografía, una industria que siempre está buscando carne fresca para sus escenas. ¿Es Tiktok el nuevo caladero de pornstars? En este artículo vamos a analizar a fondo el fenómeno que está cambiando para siempre la manera de entender el porno.

Internet y la nueva pornografía

Hablar de porno y de Internet es conjugar dos conceptos que siempre han ido de la mano. Porque siendo sinceros, el ser humano, especialmente en su variante masculina, ha sentido un interés muy fuerte por todo lo que tiene que ver con el sexo y el erotismo. La pornografía no deja de ser, al fin y al cabo, la sublimación de esos deseos y fantasías sexuales, llevados a la realidad a través de la cámara y la pantalla. El acceso a este contenido era relativamente limitado en los 80, pero con la expansión de Internet a mediados de los 90 todo cambió. En apenas un par de décadas, la transformación de la industria de la mano de las nuevas tecnologías ha sido brutal, llegando el porno a cualquier lugar del mundo. Hoy por hoy es muy fácil acceder a este contenido, pero eso ha generado aun más demanda. Lo que significa que se necesitan más chicas para protagonizar estas fantasías ardientes en pantalla.

Las redes sociales, un lugar donde visibilizarnos

Hoy por hoy, las redes sociales son uno de los pasatiempos favoritos de buena parte de la población. Si bien es cierto que todavía hay quien se resiste a caer en la tentación de mostrar su vida paso a paso en estas plataformas, la mayoría las utilizamos tanto para entretenernos como para compartir momentos especiales. De hecho, hay incluso quien ha encontrado el amor a través de las redes. Son también una buena plataforma para encontrar nuevo público para nuestros negocios, para exponer nuestro trabajo y ganar visibilidad. Y eso es precisamente lo que han conseguido muchas chicas jóvenes, colgando fotos sensuales con las que han conseguido atraer a una buena cantidad de seguidores. Y los números son los que mandan hoy por hoy en Internet, porque en ello se fijan las marcas, que pagarán a esas influencers por recomendar sus productos.

Incluso cuando estamos encaminados al sexo y al erotismo, algo que está “prohibido” en Instagram y Tik Tok, podemos aprovechar estas plataformas para llegar lejos. Captaremos la atención de un buen número de seguidores a los que luego rediccionaremos a nuestros propios negocios, a cuentas en Patreon, Onlyfans o Fansly. También sirven para darnos a conocer como modelos eróticas, llamando la atención de fotógrafos, revistas y productores que estén buscando nuevo talento. Hoy por hoy, la visibilidad en redes sociales se hace imprescindible para llegar a ser alguien en mundo del espectáculo. Y con tantos hombres deseando disfrutar de algo nuevo, las influencers eróticas anónimas están más de moda que nunca.

De Onlyfans a Brazzers

El mundo de Internet evoluciona a una velocidad pasmosa. Hace apenas dos décadas sufríamos para descargarnos una canción, cuanto más una película. Hoy tenemos un catálogo prácticamente infinito a nuestra disposición en nuestras plataformas de streaming. Pero no se trata solo de consumir, sino que también hemos aprendido a crear contenido. Y eso está haciendo que todo cambie. Porque ahora, las chicas que querían entrar en la industria del erotismo y el porno tienen herramientas para hacerlo por su cuenta. Ya no necesitas aparecer en Playboy o firmar un contrato con la productora de turno para triunfar. De hecho, en muchas ocasiones ese éxito en la industria llega tras viralizarte como una de las modelos más seguidas en redes sociales. La red está cambiando la faz de la propia industria.

Onlyfans ha sido una revolución en todos los sentidos, porque ha permitido que cualquier chica, en cualquier parte del mundo, pueda hacerse rica vendiendo su propio contenido. Ha demostrado, además, que el formato de pago por suscripción es más que razonable dentro de la industria del erotismo y el porno. Que cuando se entrega algo exclusivo, hay muchos usuarios dispuestos a pagar. Y de hecho, bastaría con que hubiera mil, de toda la inmensa comunidad de hombres interesados en el sexo, para poder vivir de esto. Con una suscripción de 10 dólares al mes y mil suscriptores, quitando lo que se lleva la propia plataforma, una chica puede ganar más de seis cifras al año. Luego vienen los contratos con Brazzers, el salto a la industria, la popularidad masiva dentro del mundo del porno… Pero incluso las pornstars más destacadas están tomando esa vía alternativa, porque es mucho más eficiente.

Un sector envuelto en polémica

Eso no quita para que el sexo siga siendo todavía hoy un tabú en muchos sentidos. La pornografía se sigue viendo como algo sucio, vulgar e incluso peligroso. El acceso a este contenido es ahora más fácil que nunca, incluso para jóvenes que todavía no tienen edad para verlo. Las chicas esperan a cumplir los 18 años para poder involucrarse en este mundo, y muchas de ellas admiten que su única vía de ingresos es Onlyfans. El porno está cambiando de manera profunda y es difícil saber hacia dónde evolucionará. Lo que es cierto es que ya nada volverá a ser igual que en los años 80, donde solo había tres o cuatro grandes estrellas que podían ganarse la vida con esto.