La historia que salió a la luz a principios del mes pasado de que Google volvería a cooperar con las autoridades chinas para ejecutar una versión censurada de su motor de búsqueda, algo que el gigante de la tecnología no ha confirmado ni negado, tenía un calendario irónico. El mismo día, un grupo de 800 constructores de sitios web y otros – entre ellos Tim Berners-Lee, que creó la World Wide Web – se reunieron en San Francisco para discutir una gran idea para eludir los gatekeepers de Internet como Google y Facebook. El evento para el que se habían reunido fue la Cumbre Web Descentralizada, celebrada del 31 de julio al 2 de agosto, y organizada por el Archivo de Internet.

Los defensores de la llamada red descentralizada – o DWeb – quieren una nueva y mejor red en la que toda la población del planeta pueda comunicarse sin tener que depender de las grandes empresas que acumulan nuestros datos para obtener beneficios y facilitar la vigilancia por parte de los gobiernos. Y sus proponentes tienen proyectos y aplicaciones que están empezando a funcionar, una financiación que fluye y un impulso social que los respalda. A la luz de las revelaciones de Snowden y el escándalo de Cambridge Analytica, la preocupación del público por el espionaje y la privacidad ha aumentado. Y más gente ha oído hablar de la DWeb gracias a la comedia televisiva Silicon Valley, cuyo protagonista recientemente se ha puesto en marcha para intentar construir esta «nueva Internet».

¿Qué es la web descentralizada?

Se supone que es como la web, pero sin depender de operadores centralizados. En los primeros días de la World Wide Web, que se creó en 1989, te conectaste directamente con tus amigos a través de ordenadores de sobremesa que se comunicaban entre sí. Pero desde principios de la década de 2000, con el advenimiento de la Web 2.0, empezamos a comunicarnos entre nosotros y a compartir información a través de servicios centralizados proporcionados por grandes empresas como Google, Facebook, Microsoft y Amazon. Ahora es en la plataforma de Facebook, en su llamado «jardín amurallado», donde hablas con tus amigos.

«Nuestros portátiles se han convertido en pantallas. No pueden hacer nada útil sin la nube», dice Muneeb Ali, cofundador de Blockstack, una plataforma para crear aplicaciones descentralizadas. La DWeb trata de redescentralizar las cosas, por lo que no dependemos de estos intermediarios para conectarnos. En su lugar, los usuarios mantienen el control de sus datos y se conectan e interactúan e intercambian mensajes directamente con otras personas de su red.

¿Por qué necesitamos una alternativa?

Con la web actual, todos esos datos de usuarios concentrados en manos de unos pocos crean el riesgo de que nuestros datos sean pirateados. También facilita a los gobiernos la vigilancia y la censura. Y si alguna de estas entidades centralizadas se apaga, sus datos y conexiones se pierden. Además, existen problemas de privacidad derivados de los modelos de negocio de muchas de las empresas, que utilizan la información privada que proporcionamos libremente para dirigirnos a los anuncios. «Los servicios son un poco espeluznantes en cuanto a cuánto saben de usted», dice Brewster Kahle, el fundador del Archivo de Internet.

La DWeb, dicen los proponentes, trata de dar a la gente una opción: los mismos servicios, pero descentralizados y no espeluznantes. Promete control y privacidad, y las cosas no pueden desaparecer de repente porque alguien decida que deben hacerlo. En la DWeb, sería más difícil para el gobierno chino bloquear un sitio que no le gustaba, porque la información puede venir de otros lugares.