Después de la Revolución industrial se creó una escuela igualitaria, una masa de ciudadanos con una formación idéntica. Los estudiantes se tenían que igualar para que lograran unos resultados determinados. Ahora lo que nos hace falta precisamente es fomentar la diversidad, tenemos que educar chicos y chicas para que desarrollen aquello que tienen de diferentes precisamente para que puedan ser complementarios, y para que sean capaces de organizarse ante los retos de futuro. Las TIC posibilitan la enseñanza personalizada, que permita desarrollar las capacidades individuales de cada alumno hasta donde lleguen, a partir de la presentación de retos y problemas que tengan que resolver.

Hace falta que los alumnos desarrollen competencias para la vida en el proceso de aprendizaje. Pensamiento crítico, resiliencia, conexión con los otros, inteligencia emocional… Hay que formarlos para afrontar la incertidumbre. Las TIC aplicadas a la enseñanza-aprendizaje pueden liberar al profesor universitario de ciertas tareas y devolverle el papel de mentor y de maestro.

El nuevo paradigma de las universidades

Desde la Universidad tenemos la misión de liderar el cambio, pero si nos asustamos y nos escondemos, si reaccionamos con negatividad, dejaremos pasar la oportunidad. Tenemos que conseguir que los estudiantes encuentren en nuestros centros un valor añadido. Hace falta que seamos conscientes que tienen otras maneras de aprender que no pasan para venir a la Universidad, nos tenemos que esforzar para ser necesarios.

El éxito de los cursos creados bajo el acrónimo español, tan desafortunado como el inglés: COMA (cursos online masivos abiertos), indica que la UNED no pierde el tiempo, con 150.000 estudiantes inscritos, mientras que la UOC hasta ahora se lo ha sido mirando y evaluando el funcionamiento con cierta reticencia, pero todo apunta que también subirá al carro porque está viendo como pierde el liderazgo en el ámbito de la educación superior a distancia. Los MOOC no serán una formación universitaria que desplace a la actual: parece que no hay que sufrir por este lado. Pero serán un magnífico escaparate para nuestras universidades, que pueden ganar reputación y prestigio abriendo las aulas para que sus mejores profesores se dirijan a estudiantes de todas partes, aprovechando la tecnología que tienen al alcance. De la Universidad al mundo.