La forma en la que las nuevas tecnologías están cambian do por completo nuestra vida llega incluso a los rincones más insospechados. Acostumbrados a día de hoy a llevar un ordenador de bolsillo con potencia suficiente como para realizar todo tipo de acciones online, sacar vídeos profesionales y ponernos en contacto con todo el mundo, los smartphones solo son la punta del iceberg. Los adelantos tecnológicos se han encontrado con la maravillosa ayuda de una red que los reúne y los conecta, de manera sencilla y cada vez más rápida. Esto permite que hoy por hoy no solo existan apps de mensajería o de geolocalización que son imprescindibles en nuestro día a día. También están las plataformas de streaming, como Netflix y HBO, que han supuesto un cambio de paradigma no solo  en la cultura sino en la forma en la que consumismos entretenimiento. Nuestro ocio está marcado por Internet, incluso a la hora de volverlo más picante.

Y es que el sexo es uno de los mayores intereses que tiene nuestra especie, aunque en muchos lugares siga siendo tabú, y cualquier avance llega primero a ese sector. El placer sexual también se ha visto trastocado cuanto menos por la llegada de Internet, especialmente en la industria del  porno. En apenas un par de décadas todo ha cambiado a la hora de consumir este tipo de escenas explícitas. Hemos pasado de pagar suscripciones carísimas por ver unas cuantas fotos pixeladas a tener todo el porno que queramos, en una calidad impresionante, y totalmente gratuito. Y esto también ha afectado a las trabajadoras sexuales, prostitutas que han encontrado, por necesidad o por curiosidad, una buena alternativa en Internet. Todo un nuevo mundo de posibilidades al alcance de su mano, con nuevos servicios online, con clientes de todo el mundo, con mayor seguridad y discreción… La prostitución lleva existiendo desde hace milenios y en lo básico, no ha cambiado demasiado. Las chicas obtienen un pago por un servicio sexual determinado. Sin embargo, la llegada de Internet y la aparición de prostitutas cien por cien virtuales puede suponer un punto de inflexión absoluto en este sentido.

Internet y el sexo 2.0

El cambio que ha supuesto Internet para el mundo se ha hecho más que patente en los últimos años. Las parejas se conocen a través de apps, mantienen las relaciones en la distancia gracias a Skype y rompen en muchos casos por Whatsapp. Y no son pocos los que trabajan conectados a la red, desde sus propias casas, sin necesidad de acudir a ninguna oficina. Para trabajos informáticos o  totalmente telemáticos se entiende, pero es que  incluso las prostitutas han podido entrar en esa alternativa. La opción de disfrutar del sexo a través de Internet, en diversas páginas y plataformas, se ha hecho más presente que nunca, y son muchas las chicas que la están aprovechando. Es más sencillo, más seguro y les sigue proporcionando ingresos, aunque ya no sea algo tan intenso e íntimo como con las relaciones habituales.

El trato con los clientes

El trabajo de una amante profesional cibernética es relativamente parecido al de cualquier prostituta: ofrecer servicios sexuales a cambio de un pago. Sin embargo, al ser totalmente online, estos servicios son muy diferentes a los que las trabajadoras sexuales ofrecían hasta ahora. Los clientes lo saben, por supuesto, y lo han aceptado, ya que los pagos tampoco son los mismos. El hecho de haber sufrido una pandemia y  un confinamiento a nivel global también ha ayudado a lanzar esta alternativa, para muchos la única posible en esos tiempos. Las chicas, a sabiendas de que no tienen el factor intimidad de su parte, juegan mucho más con su seducción para ganarse la confianza con los clientes.

El trato debe ser exquisito en todo momento y muy personal. Hay chicas que ofrecen shows en directo para varios seguidores, algo que desde luego resulta más eficiente desde el punto de vista económico. Ganan propinas por parte de muchos usuarios, y pueden ingresar mucho dinero en apenas una hora. Sin embargo, el trato más especial lo deben dedicar a los shows exclusivos, con clientes que busquen algo más de intimidad. Con ellos deben conectar desde el primer momento y hacerles sentir como si estuvieran físicamente juntos. Esa es la clave para que todo fluya como debe, y los servicios sean mucho más intensos. Los clientes buscan esa conexión, esa exclusividad, a través de videollamadas, sexting, etc…

Servicios online

Hay muchos servicios que están empezando a hacerse populares en los últimos tiempos, gracias a los adelantos tecnológicos. Hace diez años, las videollamadas no gozaban de la calidad de imagen y audio que tenemos hoy en día. Por eso, gracias a las nuevas tecnologías, estos servicios son ahora mucho más populares. Vale la pena pagar por ellos, desde el punto de vista del cliente, porque se obtiene algo de calidad. Incluso en ocasiones, las chicas tienen juguetes sexuales que pueden conectar a la red, para que los manejemos nosotros mismos, así estemos a muchos kilómetros de distancia. La realidad virtual es el siguiente paso, que ya se ha dado, pero que todavía está en pañales en comparación con el resto de servicios que se ofrecen.

Evidentemente, el hecho de realizar esos servicios online supone un cambio completo de paradigma para estas profesionales. Ya no hay contacto físico, más allá del propio. Por eso, una chica que quiera triunfar como prostituta virtual debe conocerse muy bien, saber cuáles son sus puntos más erógenos, y disfrutar de sí misma ante la cámara con todo el desparpajo posible. Algunas de las prostitutas que han hecho el trasvase al mundo virtual se quedan al principio un poco frías, porque es algo totalmente distinto. Sin embargo, se trata solo de saber conectar con los clientes, de la misma forma que lo hacían cuando todo era físico. Las videollamadas exclusivas suelen ser los servicios más habituales, aunque hay chicas que, gracias a su inventiva, generan nuevas formas de placer con sus clientes.

Cada vez más chicas se animan

Este nuevo tipo de negocio está creciendo a pasos agigantados en los últimos años. No hay más que ver el arrollador éxito de plataformas como Onlyfans, que no son más que la puerta de entrada para muchas a este negocio. La mayoría de las chicas que comienzan directamente con servicios online ni siquiera se consideran prostitutas, ya que entienden que al no haber contacto físico, lo demás no cuenta. Eso ya dependerá a cada cual definirlo, pero está claro  que ganan mucho dinero, sin salir de casa, con shows eróticos y ofreciendo servicios sexuales, aunque sea en la distancia. Las amantes profesionales que ya venían de hacer encuentros privados han tenido que adaptarse a esta nueva realidad, a sabiendas de que a partir de ahora, esta puede ser la norma a seguir. Es más seguro, es más discreto, y además permite a cualquier chica tomar las riendas de su negocio, autogestionarse por su cuenta.